Bonet Blog Procesal: La teoría de la gran mentira

jueves, 4 de junio de 2020

La teoría de la gran mentira

La teoría de la gran mentira es algo más que una alucinación conspirativa. De hecho, si afirmo ahora que todo es una gran mentira, repetiré lo que han dicho muchos otros antes en innumerables ocasiones.
En efecto, la creencia de que todo es mentira la podemos encontrar en multitud de obras literarias. Cuando el clásico castellano Calderón de la Barca concibe la vida como un sueño, estaba recogiendo un tópico de larga tradición que se remonta a la moral budista o la mística persa y posteriormente pasa a la tradición judeocristiana y a la filosofía griega. Ni siquiera es seguro que existieras, le diría yo a mi tan estudiado Descartes, porque quién sabe si te mentías pensando.

 
Recordaba Pedro Ramos, en su novela “Todo es mentira. La vida fácil de Bernard Madoff” (Editorial Trifolium), que estuvimos viviendo una gran mentira, al menos hasta el estallido de la crisis financiera sobre todo cuando se descubrió el asunto de las hipotecas subprime. Y más o menos en la misma dirección apuntaba Xavier Blanco, en su novela “Todo es mentira. Y sin embargo”, en la que nos aclaraba, entre otras muchas verdades o quién sabe si también mentiras, que la mentira es anterior a la verdad, y que lo único cierto es que existe un escritor y un lector. Asimismo, en la célebre trilogía Matrix, los humanos son mayoritariamente esclavos conectados a una simulación. Y con menos pretensiones sociales, Álvaro Fernández Armero dirigió una película titulada “todo es mentira”, a la que no faltó su versión teatral, con el mismo título, dirigida por Quino Falero.
La única verdad totalmente refutable... es que todo es mentira. Y quien no esté de acuerdo, miente, como es la nota habitual. Y si con lo dicho no fuera suficiente, antes incluso que el ínclito Risto donde lo único verdadero es el título de su prescindible programa, podemos encontrar numerosos testimonios de la existencia de “la gran mentira” en obras populares del cancionero. Es el caso del tango de Ivo Pelay cuando se refiere a que “todo es mentira, falso del mundo, cuando soñé”. También, la Beriso nos dice que “todo es mentira, es información podrida”; y todavía más obvio, Manu Chao canta aquello de que “todo es mentira en este mundo, todo es mentira la verdad, todo es mentira yo me digo, todo es mentira ¿por qué será?”.
Todos sabemos que todo es mentira, aunque nos gusta mentirnos al respecto. Por eso los testimonios de esta gran verdad son innumerables. Así, por ejemplo, la nadadora Erika Villaécija aseguró en su momento que "todo es mentira"; un ex presidente de la Generalitat Valenciana también afirmó que “todo es mentira. No hay nada de nada”; y hasta incluso Messi aclamó en su momento que "todo es mentira", justo antes de afirmar que no había pedido la destitución de Luis Enrique. Y quién sabrá cuantos labios por planchar o narices concórdidas planean por nuestras calles cual Nefertiti plastificada. Allá donde mires y allá donde vayas, lo social es la mentira. Es lo que hay.
Y si hay testimonios sobrados de que todo es mentira, por si fuera poco, incluso fuera de la literatura, la ficción o la farándula, podemos encontrar cualificados testimonios de la mentira. Es más, se trata de un hecho planteado científicamente. Recordemos que el astrofísico del Planetario Hayden, Neil DeGrasse; la física teórica de la Universidad de Harvard, Lisa Randall; el cosmólogo del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Max Tegmark; el físico teórico del miso Instituto, Zohreh Davoudi; el profesor de filosofía de la Universidad de Nueva York, David Chalmers; y el físico teórico de la Universidad de Maryland, Jame Gates, se reunieron en el Museo de Historia Natural de Nueva York para debatir sobre la posibilidad de que el universo no sea más que una simulación sofisticada. Como un agujero negro contiene una cantidad de desorden o entropía proporcional a su área de superficie, y la entropía está relacionada con el contenido de la información, una conexión a la zona de información podría extenderse a cualquier volumen adecuadamente definido de espacio y tiempo. Esto supondría que la máxima cantidad de información contenida en una región del espacio 3D sería proporcional a su superficie 2D y, en este caso, el universo actuaría como un holograma en el que un patrón 2D recoge una imagen en 3D. Esté esto muy claro, o no, y yo creo que rotundamente no, Tegmark opina que al menos el diez y siete por ciento del universo podría ser una simulación.
En fin, está claro que todo es mentira, se mire por donde se mire. ¿Acaso alguien duda que el mundo no está dirigido por unas élites que operan a través del sistema monetario y financiero, llámense Illuminati, Psicopombo o Perico el de los Palotes? ¿Acaso mienten nuestros adorables políticos cada vez que abren sus boquitas con permanente ruido?
Y me callo por no mentir más. Ya contaré más batallitas de mentiras, algunas divertidas (salvo que mienta, que es lo más probable).

J. Bonet Navarro

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